Igual que en la Guía Michelin, hay inspectores que comprueban si el nombre de Italia está bien representado por el mundo. Conceden un sello de calidad, el de Eccellenze Italiane, que certifica en el caso de los restaurantes que tanto sus platos como los productos que emplean son auténticos y no malas imitaciones. De ese distintivo pueden presumir ya las pizzas de Dolce Vita.
«Te hacen una visita anónima, como si fueran un cliente más. Los inspectores vinieron en mayo, probaron nuestra carta y consultaron qué tipo de harinas e ingredientes usábamos. Dos semanas después, la empresa que concede el certificado se puso en contacto con nosotros para decirnos que iban a dárnoslo»
ORIGEN
El germen de todo surgió el 2008 en Santiago, donde Alberto Bracone y su madre Perla Barone abrieron el primer local especializado en pizzas napolitanas